Desde hace unos años se viene repitiendo en los medios que el rock es
una música desahuciada, patrimonio de pollaviejas, sin ningún interés para las
nuevas generaciones. Detrás de estos juicios hay una constatación, el rock en la era
de internet no es que haya desparecido como cultura, es que la industria ha tomado la decisión de no apostar por nuevas bandas que necesitan una inversión previa, una infraestructura y una consolidación, prefiriendo vivir de los dinosaurios del género que
llenan conciertos y festivales cada vez más caros y masivos para un público
maduro que es capaz de pagar lo que haga falta por ver a sus ídolos de
juventud.
La industria no necesita apostar por grupos de rock como en la era en la que
vivía de los discos. Las plataformas permiten ver desde el principio si un
grupo funciona o no y pone en igualdad de condiciones a bandas con inquietudes
artísticas con bandas que tienen un sonido orientado al consumo masivo,
por lo que los riesgos son mínimos y desde el primer momento se sabe lo que va
a funcionar masivamente en un mercado global. No se sabe si el espacio que dejarán las
bandas masivas de rock del pasado que llenan estadios y siguen siendo cabezas de cartel de festivales será sustituido definitivamente por por las nuevas estrellas de pop
comercial que arrasan en las plataformas, pero lo que está claro es que el rock se sigue generando más allá de las plataformas y funciona en el subsuelo de las salas pequeñas y medianas y entre las inquietudes de las nuevas
generaciones. Las nuevas bandas de rock de la generación Z que han ido proliferando a
un nivel underground en los últimos años aún teniendo un número destacable
de seguidores y escuchas han sido ignoradas sistemáticamente por la industria y a la vez han sido vistas con cierto desdén por el público boomer que
concibe el rock como algo propio y exclusivo de su generación.
Esta apropiación del rock por las viejas generaciones ha generado un
malentendido y una gran confusión. El rock no es una música de ninguna generación en concreto y si tuviera que ser de algún momento sería el periodo
donde tuvo su máximo apogeo comercial, entre los años 60 y 70 del siglo XX. Sin embargo el rock ha sido una música que ha tenido un desarrollo
intergeneracional dentro y fuera de los cauces comerciales, ha evolucionado constantemente en diferentes épocas, con grandes discos y estilos
durante los 80, los 90, los 00 y los años 10, aportando nuevas perspectivas a
la música del presente. Es verdad que ha producido constantes revivals, pero a la vez siempre se ha ido transformando y ha permitido la permeabilidad entre una tradición
propia y las músicas de cada momento. A día de hoy el rock es una música tan
contemporánea como cualquier otra y sigue cambiando. Y es que precisamente esta capacidad de reinventarse del rock es lo que le ha permitido sonar actual más allá de las
modas y tendencias mas que cualquier otro genero y superar tantas anunciadas
defunciones.
Por todo esto el rock pertenece a la Generación Z al igual que perteneció a otras
generaciones creando discursos, sonidos y perspectivas propias. Ya no solo
hablamos de la conocida y virtuosa escena post-brexit de Inglatera, sino una
nueva interpretación del hardcore en USA con giros shoegaze, emo y
psicodélicos, sellos como Run for Cover Records, grupos como Horsegirl, y
en España todos los grupos de rock, post-punk, noise rock, shoegaze, que están emergiendo
entorno a las pequeñas salas, tomadas por hordas de postadolescentes. En internet y fuera de internet hay una infinidad de bandas que descubrimos casi a diario, como Error 97, Joder Juan,
Reels, Aeronave Adolescente, .bd. o Pálida Tez.
Para muestra os dejamos una playlist con varios de los grupos más destacados de los que hemos hablado.
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